El Wabi-Sabi es un concepto japonés derivado del budismo zen, que es, entre otras cosas, una filosofía de vida, y un ideal estético. Implica fundamentalmente la aceptación de la imperfección, y de lo efímero de las cosas. Quizás la práctica artística que representa esta filosofía más cabalmente, es el Kintsugi, o el arte de reparar con oro piezas rotas de cerámica.
La refiero como a una práctica artística, pero prefiero considerarla una bella metáfora de vida, que utilizo una y otra vez en la práctica clínica.
En este sentido, es también una metáfora del proceso terapéutico: nuestro objetivo es poder asumirnos como personas imperfectas, un poco rotas, generando insights y la energía necesarias para enfrentar a nuestras carencia, a nuestras caídas, a los eventos que solemos denominar como “fallos”y “fracasos”, soldándolos y destacándolos con oro, integrándolos así a nuestra identidad, a nuestro ser, como parte imprescindible de un camino de sanación, autocompasivo y generador de cambio.
Mag. Psic. Gabriel Castro